La enfermedad inflamatoria intestinal (EII) es una inflamación crónica en el tracto digestivo. Actualmente no existe un tratamiento eficaz, algo que los investigadores del proyecto Algae4IBD, financiado con fondos europeos, quieren cambiar con la ayuda de las microalgas.
Las microalgas son un recurso prometedor para nuevos agentes médicos, y el cultivo de algas se puede optimizar para producir los compuestos deseados en las cantidades requeridas. ¿Cómo funciona todo? Dos científicos involucrados en el proyecto Algae4IBD dan una idea.
Luísa Barreira trabaja con microalgas desde hace 14 años, conocimiento que la profesora de la Universidad del Algarve e investigadora del Centro de Ciencias del Mar está utilizando para encontrar algas que puedan ayudar a tratar la EII.
Prof. Luísa Barreira frente a un fotobiorreactor tubular. Hace circular 19.000 litros de un fluido nutritivo en el que se cultivan microalgas.
¿Por qué las microalgas son importantes para nuestra salud?
Las microalgas pueden ser una fuente sostenible de proteínas. También son ricas en ácidos grasos omega-3, que normalmente obtenemos del pescado en nuestra dieta. Sin embargo, no son los peces los que producen estos ácidos grasos, sino las microalgas de las que se alimentan los peces. Para la medicina, la industria farmacéutica siempre está buscando compuestos novedosos y las microalgas contienen compuestos únicos que no encontramos en fuentes terrestres. Aquí es donde entra el proyecto Algae4IBD. Estamos buscando nuevos compuestos con efectos antiinflamatorios y antioxidantes en las microalgas.
Los compuestos antiinflamatorios reducen la inflamación en nuestro cuerpo o específicamente en el intestino. Los compuestos antioxidantes pueden tratar el estrés oxidativo, una condición que influye en la aparición de la mayoría de las enfermedades en nuestro cuerpo. Por lo tanto, los compuestos con actividad antioxidante y antiinflamatoria serían clave para tratar cualquier inflamación en nuestro cuerpo.
Hemos encontrado algunas cepas de algas que tienen actividad antiinflamatoria. Ahora estamos tratando de identificar los compuestos que son responsables de esta actividad, lo que nos puede llevar varios meses. Entonces podemos idear estrategias para mejorar las cepas de algas para aumentar la cantidad de compuestos antiinflamatorios que producen las algas.
Las algas que hemos encontrado solo existen porque hay una gran diversidad de especies en el océano. Si reducimos la diversidad de organismos en el medio marino, también reducimos las fuentes de compuestos medicinales. Espero que nuestra historia ayude a concientizar a la gente de que los esfuerzos por preservar la biodiversidad valen la pena.
Mariana Carneiro en la sala de inóculo de Necton. Aquí, las microalgas se cultivan primero en pequeños frascos antes de ser finalmente transferidas al fotobiorreactor al aire libre.
Ya sean marrones, rojas o verdes, a Mariana Carneiro le gustan todas las algas. Es Gerente de Innovación de la empresa Necton, el productor de microalgas más antiguo de Europa, y optimiza el cultivo de microalgas para la producción de alimentos para animales, cosméticos y más.
¿Por qué cultivan diferentes especies de algas?
Todas tienen sus propias fortalezas, al igual que las personas. Las algas pardas producen fucoxantina. Tienen efectos antiinflamatorios y antioxidantes, propiedades interesantes para la industria farmacéutica y cosmética. Las cianobacterias, antes llamadas microalgas verdeazuladas, por otro lado son ricas en ficobiliproteínas que le dan sus tonos azulados y se utilizan como colorantes alimentarios naturales.
Para comercializar estos productos de algas, hay que producir grandes cantidades de microalgas. ¿Cómo funciona?
Para producir microalgas a escala industrial, empezamos cultivando unas pocas células en un volumen muy pequeño. Estas células se dividen y crecen, alcanzando concentraciones más altas. Cuando esto sucede, trasladamos este pequeño volumen a uno más grande. Imagina verter el contenido de una botella de 250 ml en una botella de un litro, luego en una botella de cinco litros y luego en una botella de veinte litros. Continúa así hasta llegar a los reactores tubulares industriales, que pueden tener un volumen de 19.000 litros y más.
¿Y esto funciona de la misma manera para todas las microalgas?
No, porque dos especies de algas nunca son iguales. Cada especie tiene sus propias necesidades específicas. Por ejemplo, a algunas no les gusta que el caudal de los reactores sea muy alto. Luego bajamos la velocidad de las bombas de circulación. Nos adaptamos a las algas, y también tratamos de adaptar las algas a nosotros, a temperaturas más frías, por ejemplo. Es como una estrategia de ‘encuéntrame a mitad de camino’.
¿Merecen la pena las microalgas este esfuerzo?
Creo que las algas son el futuro. El cultivo de microalgas puede ser bastante sostenible con el enfoque correcto. En Necton, hemos instalado fotovoltaica para aprovechar la energía solar y utilizamos algas marinas, quitando presión a los recursos de agua dulce. Las microalgas son una fuente natural de compuestos que, por ejemplo, se pueden utilizar para tratar enfermedades como la EII. Cada día encontramos una nueva variedad de algas con interesantes posibilidades. Tienen mucho potencial y no veo otra salida que seguir adelante.Puede acceder a la versión original del artículo a través del siguiente enlace: https://www.openaccessgovernment.org/article/produce-new-medicines-from-microalgae-ibd-inflammatory-bowel/155782/