Dentro de las actividades que se realizan en acuicultura, destacan principalmente los protocolos de producción y la proliferación de enfermedades. En Brasil, el cultivo de camarón, es la actividad que mejor representa la acuicultura marina pero enfrenta varios desafíos, entre ellos, el tema salud.
Uno de los principales obstáculos para un mayor aumento de la producción es el impacto de las enfermedades que llevan años provocando pérdidas económicas en todo el sector productivo. Las patologías que causan las principales pérdidas económicas en el cultivo de camarón son virales, y las que más se destacan son: Síndrome de Taura (TSV), Enfermedad de la Cabeza Amarilla (YHD), Necrosis Infecciosa Hipodérmica y Hematopoyética (IHHN), Mionecrosis Infecciosa Viral (IMNV), necrosis hepatopancreática (NHP) y síndrome de la mancha blanca (WSSV).
Este último se considera el más devastador en el cultivo de camarón a nivel mundial. Pero las infecciones bacterianas causadas por vibriosis también pueden inducir la proliferación viral y aumentar la probabilidad de mortalidad en camarones criados en cautiverio.
La transmisión de la Mancha Blanca puede ocurrir de manera vertical, siendo transmitida por reproductores a postlarvas, así como de manera horizontal, con los principales vectores: camarones infectados en cultivo, artemia, cangrejos, moluscos marinos, rotíferos, insectos, copépodos, además de poliquetos.
Los principales síntomas de la Mancha Blanca son: camarones letárgicos, bajo consumo de alimentos, manchas blancas en la superficie del exoesqueleto, cuerpo rosado o rojizo y cola rojiza. Esta enfermedad puede provocar una mortalidad de hasta el 100% en los primeros 10 días después de la aparición de los síntomas.
¿Y cuáles son las medidas adoptadas que puedan minimizar el impacto destructivo de estas enfermedades?
El combate a estas enfermedades requiere de una planificación estratégica por parte de los productores, que se basa en protocolos de manejo eficientes para mantener índices de productividad satisfactorios en las fincas.
La implementación y ejecución continua de protocolos de producción basados en nuevas tecnologías y prácticas de manejo adecuadas, como, por ejemplo, la selección de postlarvas de laboratorios confiables, la producción de postlarvas de mayor tamaño (estos animales se consideran más resistentes y tienden a tener mayor crecimiento en los primeros días de cultivo), la selección de reproductores libres y resistentes a WSSV, para la producción de postlarvas SPF (Specific Pathogen Free), y la adquisición de postlarvas aclimatadas a baja salinidad cuando lo amerite el caso.
Es crucial mantener un historial sanitario de los centros de producción para facilitar la identificación del surgimiento de posibles enfermedades, lo que se puede realizar mediante análisis presuntivo en fresco, técnica utilizada para monitorear el estado sanitario de los camarones en granjas. Los análisis podrán ser realizados por los propios productores, siempre y cuando hayan completado una formación con profesionales especializados en sanidad acuícola.
El manejo alimentario es uno de los pilares para ayudar a enfrentar enfermedades durante el ciclo de cultivo, por lo que debe recibir la misma atención y cuidado durante todo el proceso productivo del camarón. Al ser uno de los mayores costos de producción, una planificación inadecuada de la alimentación animal puede causar grandes pérdidas a los productores. Por lo tanto, es fundamental elegir un alimento que satisfaga las necesidades y requerimientos nutricionales del camarón según cada sistema, ambiente y fase de producción.
Los índices zootécnicos, como la tasa de crecimiento, el peso corporal, la sobrevivencia y los aspectos de comportamiento, también son parámetros indicativos de la salud de los camarones criados en cautiverio. El diagnóstico se confirma según la lectura del escenario presentado, realizada por expertos en base a sus conocimientos técnicos y a la información obtenida de los análisis realizados en campo y en laboratorio.
Estas y otras prácticas traen una mayor probabilidad de reducir enfermedades en el cultivo, ya que es poco probable que estas patologías sean diezmadas en la población, demostrando ser el camino más viable hacia la sostenibilidad del sector, mejorando la productividad ante las variaciones climáticas y la proliferación de patologías. Puede acceder al reportaje original a través del siguiente enlace: