Nuevos conocimientos sobre los beneficios de las granjas de algas y mariscos en ecosistemas templados están surgiendo de un estudio único iniciado por The Nature Conservancy en lados opuestos del mundo: Nueva Zelanda y el Golfo de Maine, USA. Los investigadores encontraron que las larvas de siete especies de peces se estaban asentando en hábitats de granjas de mejillones y algas, lo que representa un nivel de diversidad similar al de los hábitats naturales.
Es ampliamente conocido que los peces silvestres se han ido estableciendo alrededor de las granjas de mariscos y algas, y que a menudo se encuentran en cantidades mucho mayores dentro de estas que en comparación con los hábitats naturales adyacentes. Si bien se cree que las larvas de peces se asientan y se establecen en los criaderos de mariscos y algas, hay poca evidencia publicada que respalde esta suposición. Para abordar esta brecha en la comprensión, la Universidad de Auckland y la Universidad de Nueva Inglaterra, con el apoyo de The Nature Conservancy, han estado evaluando el papel potencial de la acuicultura costera en la provisión de hábitats para diversas especies.
Se han adoptado métodos de muestreo paralelos en el golfo de Hauraki en Nueva Zelanda y en el golfo de Maine en Estados Unidos para evaluar el efecto de la actividad acuícola y las condiciones ambientales locales sobre la abundancia y diversidad de especies de invertebrados y peces. Se han implementado cámaras GoPro y recolectores de invertebrados. Y de esta investigación han surgido resultados únicos.
Las granjas de mariscos y algas aumentan la complejidad estructural en los entornos costeros, atrayendo a los peces, incluidas las larvas de estos, a las oportunidades de refugio y alimentación que se ofrecen. Para evaluar hasta qué punto la acuicultura costera podría proporcionar un hábitat de cría para peces juveniles en el Golfo de Hauraki, Lucy Underwood y Andrew Jeffs de la Universidad de Auckland midieron el número de larvas de peces que se asentaban y establecían en cuatro hábitats diferentes: una granja con solo mejillones, una granja con algas y mejillones, un arrecife rocoso natural con algas y un fondo marino de sedimentos blandos.
Al tomar muestras durante la temporada de verano, cuando la mayoría de los peces costeros se reproducen, se encontró que las larvas de siete especies de peces se asentaban en ambos hábitats acuícolas, lo que representa un nivel de diversidad similar a los dos hábitats naturales adyacentes. No hubo diferencias en la mezcla de especies de peces que se asentaron dentro de los cuatro hábitats, incluido el lugar donde se cultivaron algas marinas junto con mejillones versus aquellos donde se cultivaron mejillones solos.
Sin embargo, se encontró que ambos hábitats acuícolas tenían una abundancia mucho mayor de peces colonizadores que los hábitats naturales. Algunas de las especies de peces clave para la colonización, tuvieron una mejor sobrevivencia y crecimiento después de llegar a los hábitats acuícolas. Por el contrario, en el hábitat natural cercano, el número de colonos sobrevivientes disminuyó rápidamente y su crecimiento fue más lento que el de los peces juveniles en los hábitats acuícolas.
Un estudio sobre peces adultos encontró que 18 especies estaban presentes en el hábitat acuícola, en comparación con sólo siete especies de peces en hábitats naturales similares adyacentes. Una especie muy apreciada por los pescadores, el pargo de Australasia, se encontró en abundancia mucho mayor en el hábitat acuícola y tendía a ser más grande que sus homólogos que vivían en hábitats naturales adyacentes, lo que podría explicarse por las diferencias en la composición y calidad de sus dietas. Un examen más detenido del contenido intestinal de los pargos que viven alrededor de las granjas indicó que se estaban alimentando de la biodiversidad marina asociada con la operación acuícola.
Recientemente se han publicado dos artículos sobre este estudio:
- Underwood LH and Jeffs AG (2023). Settlement and recruitment of fish in mussel farms. Aquaculture Environment Interactions, 15, pp. 85–100.
- Underwood, L.H., van der Reis, A. and Jeffs, A.G. (2023). Diet of snapper (Chrysophrys auratus) in green-lipped mussel farms and adjacent soft-sediment habitats. Aquaculture, Fish and Fisheries.
Esta investigación está generando información valiosa sobre los beneficios potenciales para la biodiversidad de la acuicultura de algas y mariscos en geografías que experimentan un crecimiento continuo en la actividad acuícola. El cultivo de algas en Nueva Zelanda y Estados Unidos, así como en otras regiones templadas como Europa y Australia, es un tema de creciente interés. El gobierno y la industria de Nueva Zelanda esperan que pueda contribuir de manera importante a un crecimiento nuevo y sostenible en la economía azul del país. Como uno de los mayores importadores de productos de algas, la UE ha destacado 23 acciones que podrían desbloquear el potencial de este sector para satisfacer la demanda esperada.
Sin embargo, nuestra comprensión de los principios generales y las expectativas sobre cómo la acuicultura de algas puede proporcionar beneficios al medio ambiente en general sigue siendo limitada. Los primeros resultados de este trabajo sugieren que también podrían depender en gran medida del contexto, influenciados en el sitio de la granja por las condiciones ambientales y prácticas de manejo locales.
En los próximos meses, los resultados de nuevos experimentos en Nueva Zelanda se combinarán con los resultados de los EE. UU. para comprender mejor cómo las granjas de algas y mariscos proporcionan hábitat y cómo estos beneficios probablemente variarán según las geografías, los sistemas acuícolas y los enfoques de éstos.
Puede acceder al artículo original en inglés a través del siguiente enlace: