A medida que surgen más estudios y artículos sobre los beneficios más amplios que el cultivo de especies acuícolas de bajo nivel trófico aporta al ecosistema, existe un creciente interés en cómo las empresas podrían beneficiarse económicamente de ellas, además de vender los alimentos nutritivos que producen.
El cultivo de ostras, mejillones y algas es el principal foco de interés, y entre sus beneficios tangibles se incluyen la provisión de refugio, hábitat, zonas de cría y alimento para muchas otras especies marinas. Sin embargo, son los servicios ecosistémicos que brindan estas granjas, incluido el secuestro de carbono, nitrógeno y fósforo, los que revisten especial interés para la comunidad acuícola.
En el Reino Unido, empresas recaudan fondos para establecer el Programa Bosque Azul, cuyo objetivo es recuperar y regenerar 4,5 hectáreas de costa degradada en la región norte de Devon. En colaboración con científicos destacados se han iniciado las investigaciones para demostrar cómo el cultivo de algas y mariscos puede contribuir a la restauración de los océanos.
El proyecto plantará arrecifes de ostras en el lecho marino, cultivará mejillones en aguas intermedias y algas en la superficie, y desarrollará una plantilla de Bosque Azul que se espera pueda usarse para impulsar la regeneración de los océanos a escala global. Una parte importante del modelo es cuantificar los beneficios para la biodiversidad que un sistema de este tipo puede proporcionar.
Se estima que un arrecife de cuatro millones de ostras eliminaría 2,5 toneladas de nitrógeno al año y secuestraría entre 100 y 900 toneladas de carbono, además de proteger la costa de las mareas y aumentar la biodiversidad local.
La capacidad de los mariscos para eliminar nutrientes es vital en áreas ricas en estos compuestos, como las zonas costeras y los estuarios, donde los altos niveles de nutrientes pueden conducir a la eutrofización, con posteriores efectos colaterales, como una mayor proliferación de floraciones de algas.
Un importante estudio para examinar la capacidad del sector de bivalvos del Reino Unido para eliminar nitrógeno y cuantificar los potenciales ahorros financieros se llevó a cabo. La información se combinó con datos nacionales de producción de bivalvos de 2019 para obtener los resultados. Estos mostraron que la industria británica de bivalvos eliminó entre 126 y 362 toneladas de nitrógeno en 2019. Los mejillones azules fueron los principales contribuyentes, eliminando más del 92 % del nitrógeno total extraído por los mariscos.
También se comparó la cantidad de nitrógeno extraído por los bivalvos con la cantidad de nitrógeno que entra en aguas del Reino Unido. Esto mostró que Irlanda del Norte y Gales eliminaron la mayor proporción de sus cargas de nitrógeno a través de los bivalvos, con promedios del 0,25 % y el 0,24 %, respectivamente. El informe sugirió que el cultivo de bivalvos podría compensar una parte significativa de las fuentes industriales de nitrógeno, lo que resultaría en mejoras tangibles en la calidad del agua.
La conclusión es que, si bien los bivalvos y las algas ofrecen valiosos servicios ecosistémicos, nadie ha encontrado aún la clave para su monetización. Cuando lo hagan, creo que también harán del cultivo de mariscos una propuesta más atractiva y allanarán el camino para la expansión de la industria.