En la acuicultura de la tilapia, los brotes de enfermedades pueden acarrear pérdidas económicas significativas. La tilapia es vulnerable a diversas enfermedades microbianas; sin embargo, las más comunes en las granjas son la estreptococosis y la septicemia causada por Aeromonas móviles, conocida como MAS.
La estreptococosis es una infección bacteriana que se presenta en aguas cálidas, originada principalmente por Streptococcus agalactiae o Streptococcus iniae. Cuando hay altas densidades de población y un leve deterioro en la calidad del agua, se pueden activar brotes de esta enfermedad, y los peces infectados comienzan a mostrar síntomas antes de fallecer.
Por otro lado, el MAS también es una infección bacteriana de aguas cálidas, siendo Aeromonas hydrophila y Aeromonas veronii las principales responsables. La infección por Aeromonas suele ser provocada por factores estresantes, que son más comunes en sistemas de cultivo con alta densidad de peces.
En las granjas acuícolas, es común que ambas enfermedades coincidan, lo que lleva a la coinfección de los peces y a una mortalidad masiva. La respuesta tradicional a estos brotes ha sido el uso de antibióticos; sin embargo, dada la variedad de problemas asociados con su aplicación, es crucial buscar alternativas más seguras.
La vacunación oral se presenta como una opción práctica que puede administrarse a todos los peces, independientemente de su tamaño, sin causarles estrés ni requerir un gran esfuerzo. No obstante, este método aún necesita ser optimizado, ya que los estudios indican que los antígenos microbianos incluidos en la vacuna pueden degradarse durante su paso por el tracto digestivo.
Se ha evidenciado que los peces a los que se les ofrece una vacuna muestran una respuesta inmunitaria más robusta, tanto en términos de inmunidad innata como adaptativa, en comparación con aquellos no vacunados. Además, los peces que reciben la vacuna producen niveles significativamente más altos de anticuerpos IgM contra ciertas bacterias, en comparación con los no vacunados. En resumen, las vacunas demuestran una efectiva función inmunoprotectora contra la estreptococosis y el MAS, lo que favorece tanto la inmunidad innata como la adaptativa de los peces a lo largo de su ciclo de cultivo.
Las dosis de refuerzo se pueden administrar fácilmente en cualquier momento sin temor a estresar a los peces o aumentar el trabajo.